Portilla de la Garganta

Portilla de la Garganta
Ese pedrusco de la izquierda es el Fraile

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Gracias, amiga Luz... Estrella y felicidades

Es un placer para mí amiga mía, este regalo de amistad. Te deseo una feliz salida y entrada de año en compañía de todos los tuyos, así como a todos aquellos seguidores y seguidoras, amigos de verdad a los que quiero y deseo lo mejor en este año que ya está llamando a las puertas.
Me siento muy feliz de tener tantos amigos. Un abrazo muy grande para todos.

Feliz año 2.011.
Que os traiga todo aquello que se quedó en el tintero en este 2.010.


Siento no poder visitaros y comentar en vuestros blogs, pero estoy sin Internet. Tan solo puedo conectarme a ratos y no siempre cuando yo quisiera.


viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Nochebuena...

...Y Feliz Navidad




Feliz Navidad
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¡Feliz Navidad, amigo!
Una frase muy sencilla,
pero a mi me maravilla
cada vez que se la digo
a todos los que conmigo
comparten la Navidad.

Es un mensaje de Paz.
Recíproco entendimiento.
Bello reconocimiento
de verdadera amistad.

No la digas por decir.
Se nota que no es sincera.
Busca siempre la manera
de que darla sea vivir...
sentirla... porque sentir
que llega la Navidad,
hace que sean verdad
las palabras que decimos
y entoces... ¡si transmitimos
nuestro mensaje de Paz!

Que nada turbe ese día.
Que la suerte -siempre esquiva-
contigo y los tuyos viva.
Yo por pedir, pediría
disfrutar con alegría
en estas fiestas de Paz.

De Paz y Felicidad...
Por eso termino, amigo
igual que empecé y te digo
solo... ¡FELIZ NAVIDAD!


Con todo mí cariño y el de los míos...
¡¡¡Felicidades!!!























lunes, 8 de noviembre de 2010

A mi madre en su eterna ausencia



Poema de Flora Delmis de Venezuela.



Hay veces sin saber el porqué, que le invade a uno la nostalgia y te encuentras triste. Así he amanecido hoy. En estos casos busco remedio en la poesía... que tal vez no sea un consuelo, pero te llena de tranquilidad el alma. Y hoy encontré esa paz y esa tranquilidad en este poema de Flora Delmis y os lo traigo para que lo leáis.



A mí madre en su eterna ausencia
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¡Madre!

¡Hoy, todos los hijos del mundo
están llenos de gozo
y al recordar tu amor
en esta eterna ausencia,
he sentido más hondo el dolor
de no tenerte
porque me arrebató la Muerte
tú presencia…!

Es un hondo vacío
mí alma sin tú calor.
¡Oh madre mía!,
está llena de frío
y al ver las rojas flores
entre esta algarabía
de los que tienen a su madre viva,
a tú espíritu llamo;
que sigo la enseñanza
que dejaste en mí senda,
y hoy, como única ofrenda,
te dejo la blanca flor
de mí dolor,
regada con mí llanto,
donde reposan, madre,
tus cerrados labios
que se abrieron en besos…
tú voz, que me cantó el arrullo…
tus brazos, mí protección, mí cuna,
toda tú, madrecita,
¡Oh mí madre bendita,
amada cual ninguna!
Más hoy, cual benéfica luz,
siento tú espíritu a mí lado,
tú amoroso consejo que me guía,
tú dulce voz junto a mí oído
diciéndome: Aquí estoy, nunca me he ido.
Y tú también estás aquí, ¡oh madre mía!

Flora Delmis






martes, 28 de septiembre de 2010

Regalos de Janita

Regalos de mí amiga Francisca, del blog "Janita"





Te doy las gracias amiga mía y desde aquí invito a llevarsela a todos y todas cuantos lo deseen.

Si queréis visitarla, este es la dirección de su blog:



Os la recomiendo

viernes, 17 de septiembre de 2010

Regalos de Sor Cecilia

Hace ya bastantes días que Sor Cecilia, del blog "Estoy a tú lado" me dijo que pasara a recoger estos regalos pero la verdad es que por causas ajenas esta vez al ordenador, al blog y a todo esto que pueda ocurrir en la red, no he podido pasar a por ellos. Aquí los he traido y os los ofrezco a cualquiera que desee llevarlos a su blog. 
Si quereis visitar a Sor Cecilia os dejo su link:



Premio del Tintero

 
Premio corazón de pluma



Premio Escritos con corazón de tinta


lunes, 6 de septiembre de 2010

Roble y clavel

En mí libro "Antología Poética Universal" en su página 425 encontré dos poema de Elvira Lascarro Mendoza. He intentado hallar en internet algo sobre ella, y la verdad es que hay referencias a sus poemas y a su libro, pero nada sobre una biografía de ella, tan solo que nació en Bogotá en 1930 y murio allí en 1950. Os dejo hoy sus dos poemas, que nos hablan sobre ella más que cualquier biografía.

"Pusiste alma de roble...




















...en cuerpo de clavel".
Las fotos son de la red.



Nubes, velas, gaviotas...
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¡Como envidio las roca que desafía los vientos!
Como envidio la roca que desafía al mar,
que soporta tormentas, sin dolor ni lamentos,
y que pasa los años sin sufrir ni pensar.
Nubes, velas, gaviotas... marineros de cuentos
y, en las noches oscuras, las olas sollozar.

Como envidio la estrella de radiosos destellos,
como envidio la estrella con su eterno existir,
porque falta que alumbren mí camino tus ojos
y elevar cada día a tú amor una prez.

Dame amor. De tú vida curaré los agravios.
Dame luz de tus ojos siquiera sea una vez,
que la luz de tus ojos y el calor de tus labios
una vez yo conozca aunque muera después.



Plegaria
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Aunque mí alma -un desierto sediento de ilusiones-
no pide su derecho de juventud y amor,
solo te imploro en calma por mís renunciaciones,
deja que corra mansa mí juventud en flor.

Tú me diste dos almas: la una, de diamante,
los golpes de la vida bien puede soportar;
pero me diste otra alma, soñadora y amante,
y de pasión, a veces, me siento desmayar.

Son los años mejores de mi existencia y muero...
-tronchadas ilusiones que pueblan el vergel-.
Juntaste un cuerpo frágil con un alma de acero...
¡pusiste alma de roble en cuerpo de clavel!

domingo, 5 de septiembre de 2010

Jorge Luís Borges

Milonga del forastero





Milonga del forastero
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La HISTORIA corre pareja,
la historia siempre es igual;
la cuentan en Buenos Aires
y en la campaña oriental.


Siempre son dos los que tallan,
un propio y un forastero;
siempre es de tarde. En la tarde
está luciendo el lucero.
Nunca se han visto la cara,
no se volverán a ver;
no se disputan haberes
ni el favor de una mujer.
Al forastero le han dicho
que en el pago hay un valiente.
Para probarlo ha venido
y lo busca entre la gente.

Lo convida de buen modo,
no alza la voz ni amenaza;
se entienden y van saliendo
para no ofender la casa.

Ya se cruzan los puñales,
ya se enredó la madeja,
ya quedó tendido un hombre
que muere y que no se queja.

Sólo esa tarde se vieron.
No se volverán a ver;
no los movió la codicia
ni el amor de una mujer.
No vale ser el más diestro,
no vale ser el más fuerte;
siempre el que muere es aquel
que vino a buscar la muerte.

Para esa prueba vivieron
toda su vida esos hombres;
ya se han borrado las caras,
ya se borrarán los nombres.


Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 – Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra, fundamental en la literatura y en el pensamiento humano, ha sido objeto de minuciosos análisis y de múltiples interpretaciones, trasciende cualquier clasificación y excluye cualquier tipo de dogmatismo.1

Se lo ha presentado como uno de los eruditos más grandes del siglo XX, lo cual no impide que la lectura de sus escritos suscite momentos de viva emoción o de simple distracción. Ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, thrillers teológicos, nostálgicas geometrías y recuerdos inventados son parte del inmenso paisaje que las obras de Borges ofrece tanto a los estudiosos como al lector casual. Y sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como perplejidad, el pensamiento como conjetura, y la poesía, la forma suprema de la racionalidad. Siendo un literato puro pero, paradójicamente, preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece -a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía- una obra que hace honor a la lengua española y la mente universal.2

Ciego a los 55 años, personaje polémico, con posturas políticas que le impidieron ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante casi treinta años, Borges siempre soñó con que la posteridad le perdonara sus errores y le concediera la gloria de que se lo recordase por sus mejores textos.

«Que un individuo quiera despertar en otro individuo recuerdos que no pertenecieron más que a un tercero, es una paradoja evidente. Ejecutar con despreocupación esa paradoja, es la inocente voluntad de toda biografía.» J.L.Borges.


























viernes, 3 de septiembre de 2010

Apegado a mí

Gabriela Mistral
Tanto la foto como el audio y biografía son de la red.


Haz click en el link y escúchala

http://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=656&p=Gabriela_Mistral&t=Apegado_a_mi&o=Gabriela+Mistral




Apegado a mí
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Velloncito de mi carne,
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!


Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!










Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.

En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 regresa a Chile y se le tributa un homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.

El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en el mes de noviembre.
En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.

La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945, rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en publicaciones desde 1925.




lunes, 30 de agosto de 2010

Hermanos

Hola a todos cuantos me seguís. Ya estoy de vuelta y quiero empezar  el "nuevo curso" con un soneto de nuestro gran Dámaso Alonso. Espero lo disfrutéis.

La foto es de la red.



Hermanos
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Hermanos, los que estáis en lejanía
tras las aguas inmensas, los cercanos
de mí España natal, todos hermanos
porque habláis esta lengua que es la mía:

Yo digo "amor", yo digo "madre mía",
y atravesando mares, sierras, llanos,
-¡oh gozo!- con sonidos castellanos,
os llega un dulce efluvio de poesía.

Yo exclamo "amigo", y en el Nuevo Mundo,
"amigo" dice el eco, desde donde
cruza todo el Pacífico y aún suena.

Yo digo "Dios", y hay un clamor profundo;
y "Dios" en español, todo responde,
y "Dios", solo "Dios", "Dios", el mundo llena.



Dámaso Alonso nació en Madrid un tres de Octubre de 1898 y fallecio también en Madrid
 el 25 de Enero de 1990 

viernes, 30 de julio de 2010

El Santo Cristo de Serradilla




Al Cristo de la Victoria
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Fui  a Serradilla anteayer
y vi al milagroso Cristo...
y en toda mí vida he visto
nada más digno de ver.

Su amparo y su protección
( porque bien los necesito)
le pedí al Cristo bendito
de aquella hermosa región.

Pedí salud y alegría
para mí y para los míos.
Apoyo en mis extravíos,
valor en mi cobardía,

consuelo en la desazón ,
y alivio de mí tristeza ...
y que piense la cabeza
mientras late el corazón.

Perdón para mis pecados
 le pedi al Cristo también ,
sirviéndome de sostén
en mis ratos desgraciados ...

y cuando alce la rodilla
después de orar un instante...
¡¡¡ ví el perdón en el semblante
del Cristo de Serradilla !

Autor:
Miguel Jiménez Aguirre
Cáceres, 23 de Agosto de 1924


(Un peregrino que visitó al Cristo de la Victoria hace 86 Años y dejo reflejado en un bello poema lo que su pecho sintió al ver la impresionante talla) .



Amigos, me voy hasta Septiembre. Intentaré pasar de vez en cuando a visitaros y dejaros algún comentario. Un abrazo y que sepais que os echaré de menos.

Juan Francisco

sábado, 3 de julio de 2010

¡Si!

Contestación de Teodoro Guerrero.











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(A Ricardo Sepúlveda)







Tus lindos versos leí
y contesto sin retraso;
tú me preguntas: ¿Me caso?
Y yo te respondo: ¡Sí!
Si de una mujer amante
te llegas a enamorar,
Ricardo, no hay que dudar:
debes casarte al instante.
¿A lord Byron, que era un loco,
citas contra el casamiento?
Yo no te quiero engañar
con mentirosos consejos;
ven a verme: son reflejos
de la dicha de mí hogar.
Yo por el mundo corrí;
más después que me casé,
en mí casa me encerré
y al mundo ya no volví.
Y eso, Ricardo, le pasa
al que tiene esposa buena:
¿Quién busca mujer ajena
teniendo un tesoro en casa?
Confiesas tú ceguedad
porque no alcanzas a ver
“donde se halla la mujer
que da la felicidad”.
En el mundo, no lo dudes,
hay mujeres infinitas
amantes, bellas, benditas,
que cultivan las virtudes.
Mas no le elijas coqueta,
ni interesada, ni altiva;
busca una mujer que viva
como vive la violeta.
No lleves mujer al templo
de educación descuidada,
que no esté bien preparada
por su madre, en el ejempl.
No puede ser buena esposa
ni hacer feliz al marido,
la mujer que no ha tenido
madre honesta y hacendosa.
Para encontrarla, te basta
en cuenta siempre tener
mí sentencia: La mujer
como el melón: por la casta.
¡Ay del que el consejo olvida!…
Si así quieres obtenerla,
la hallarás como la perla
entre la concha escondida.
¿Sabes que el lazo sagrado
que funde a dos en un ser,
del hombre y de la mujer
es el más perfecto estado?
¿Eso tu pluma escribió?
¿Qué más puedo yo decir?...
Nada tengo que añadir;
sabes tanto como yo.
Me revelas el deseo
que tienes de ser dichoso;
tú serás un buen esposo,
pues ya, casado te veo.
Quien piensa de esa manera
acredita que está amando,
o al menos, que está buscando
una dulce compañera.
Ya te contemplo embobado
la luna de miel pasar,
y con orgullo, llevar
del brazo a tú esposa al Prado.
Al verla en tú compañía,
tienen envidia al esposo,
y murmuras: “¡Soy dichoso!
¡porque esta mujer es mía!”
Pasa pronto un año y Dios,
que vela por tu fortuna,
un ángel pondrá en la cuna
que preparasteis los dos.
Aunque el te robe la calma,
besándole, en tú embeleso,
aprenderás que hay un beso
que es un suspiro del alma.
Sentirás nueva emoción
besando sus labios rojos,
y mirándote es sus ojos,
espejos del corazón.
Porque ese ángel, ese niño
que busca amparo en tus brazos,
estrecha tus fuertes lazos
y eterniza tú cariño.
Dirasme acaso, lo sé,
que habrá en tus gastos aumento;
más su amor te dará aliento
para trabajar con fe.
Invado el tiempo, y te miro
con tus chicuelos, que van
dando saltos a echar pan
a los patos del Retiro.
Sufrirás, como sufrí,
para hacerlos estudiar,
y tendrás que repasar
con ellos el quis vel qui.
Pero, en cambio, si algún día
alcanzan lauros de gloria,
gozando con su vistoria,
dirás: “¡Esa gloria es mía!”
Venturoso no has de ser
buscando falsos placeres
en el mundo y las mujeres.
Hé aquí todo: ¡tu mujer!
Esa mujer que te adora
se identifica contigo;
es tu amante y es tú amigo.
Después de muerto te llora.
Aprovecha la ocasión,
que es prudente mí consejo:
se llega muy pronto a viejo…
¡Ay del viejo solterón!
Yo, que digo la verdad,
te sirvo de testimonio
a favor del matrimonio:
¡Esa es la felicidad!
Esta es la respuesta de Teodoro Guerrero a la pregunta de su amigo Ricardo Sepúlveda...


                                                                     ¿Me caso?

jueves, 1 de julio de 2010

¿Me caso?


 
Como me hacía falta una hermosa novia, me he traido esta del blog de mí buena amiga Miuíka. Gracias amiga mía.



Un tal Ricardo Sepúlveda, pide consejo a su amigo Teodoro Guerrero sobre una cuestión muy delicada: El matrimonio. Vamos a leer estos poemas que se editaron en un libro escrito creo que por Teodoro Guerrero, puesto que no hay más nombre de autor que este, publicado en 1873 y titulado:
El Matrimonio.
(Pleito en verso).








¿Me caso?



(A Teodoro Guerrero)
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El matrimonio procede del amor como el vinagre del vino.
(Byron)





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Sobre un punto cuestionable
tengo hace tiempo una duda,
y es, por tanto, incuestionable
que vengas hoy en mí ayuda.
Estaré dado al demonio;
mas esta es mí duda amigo:
Quien propaga el matrimonio
¿merece premio, o castigo?
Tú lo ensalzas… elocuente;
la juventud se desmanda…
Si fuera tan excelente,
¿para qué la propaganda?...
he leído con afán
esos Cuentos de salón,
que publicándose están
con inmensa aceptación.
Aplaudo su estilo ameno;
son morales, entretienen;
pero lo que yo condeno
es la tendencia que tienen.
¿No merece… cualquier cosa
quien al célibe acomete?
Eso de tener esposa
¿no es como tener grillete?
Dijo un lord con gran talento
“Procede (y no es desatino)
del amor el casamiento
como el vinagre… del vino”.
Y siento, por consecuencia,
Que tu ingenio se consagre
a demostrar la excelencia
no del vino… del vinagre.
No te figures, Guerrero
que hablo por necia manía:
no señor; cantar espero
la palinodia algún día.
Pero ya vuelvo a tener
la eterna dificultad:
¿donde se halla la mujer
que da la felicidad?
Yo se que en dudas me abismo,
que me hacen perder la calma;
yo sé que el escepticismo
es siempre cáncer del alma.
Yo sé que fui reclutando
del matrimonio enemigos…
Y ahora… ¡se me van casando
casi todos mis amigos!...
Se que hay quien puede en la vida
gozar de dicha ignorada,
si al creer su fe perdida
halla la mujer soñada…
Pero… Ramón se ha casado,
y pasa la pena negra
con la mujer ¡que ha soñado!
dos primitos y una suegra.
Sé que hay consortes felices…
(hasta dos puedo citar)
mas sé también que hay deslices
imposibles de evitar.
Yo sé que el lazo sagrado
que funde a dos en un ser,
es el más perfecto estado
del hombre y de la mujer.
Y sin embargo, me aterra
esa unión; sigo soltero,
aunque tu me hagas la guerra
con el valor de un… GUERRERO.
Amigos tuve en Granada
(aún al pensarlo me asusto)
incapaces de hacer nada
que no fuera santo y justo.
Fama de probos lograron
y de profundo talento;
¡y no obstante, se casaron
sin tener remordimientos!
Mil ejemplos hay patentes
de bodas perjudiciales…
¡hay tantos inconvenientes
en esos saltos mortales!
Amantes muchas del oro,
dominantes, perezosas,
hasta infieles… ¡Ay, Teodoro!
¡no puedo con estas cosas!
Y es lo más grave del caso,
que no sirve conocerlas:
no hay, para dar un mal paso,
cosa mejor que escogerlas.
No tiene importancia alguna
la experiéncia en este punto,
pues cada mujer es una…
complicación del asunto.
Quizá la pasión me ciega
al no apuntar más que abrojos;
pero el que a casarse llega,
¿no es porque cierra los ojos?
En fin, si tú me convences
(con los datos que me faltan)
de que pienso mal; si vences
los temores que me asaltan,
si pruebas que en este suelo
hay mil parejas dichosas
que viven como en el cielo,
así… una porción de cosas,
tal vez vea mis errores,
que abjuraré por fatales,
y seré de esos señores
que se casan muy formales.
Si errores voy abjurando
que al matrimonio se imputan,
ya te escribiré llorando:
¡Moritori te salutan!

En la próxima entrada os dejaré que leáis la respuesta de su amigo Guerrero. Es un libro muy bonito, en el que intervienen distintos personajes, grandes poetas de la época, unos aconsejando el matrimonio y otros desaconsejándolo. Espero que lo disfruteis.

sábado, 19 de junio de 2010

La Nacencia

Poema de Luís Chamizo



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La Nacencia
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Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s'agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d'un coló de naranjas se tiñeron.
A bocanás el aire nos traía
los ruidosd'allá lejos
y el toque d'oración de las campanas
de l'iglesia del pueblo.
Íbamos dambos, juntos en la burra,
por el camino nuevo,
mí mujé, mu malita,
suspirando y gimiendo.
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirriando, por el cielo,
y volaban pal sol, qu'en los canchales
daba relumbres d'espejuelos.
Los grillosy las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos;
y roändo, roändo, de la sierra,
llegaba el dolondón de los cencerros.
¡Que tarde más bonita! 
¡qu'anochecer más güeno!
¡que tarde más alegre
si juéramos contentos!...
-No pué ser más -me ijo-  vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervetedeprisa con l'agüela,
la comadre o el meico!
Y bajó de la burra poco a poco,
s'arrellanó en el suelo,
junto las manos y miró p'arriba,
pa los bruñíosnubarrones recios.
¡Dirme, dejagla sola...
dejagla yo a ella sola com'un perro,
en metá de la jesa,
a una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d'arriba d'un guapero
con sus ojos reondos
me miraba un mochuelo;
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...
¡No tengo juerzas pa dejagla sola...
pero yo de qué sirvo si me queo!
La burra que roía los tomillos
floridos el lindero
careaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Que pensará la burra,
si es que tienen las burras pensamientos!
Me juí junt'a mí Juana,
me jinqué de roíllas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m'enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p'hacé memoria de los rezos...
¡Quien podrá socorregla si me voy!
¡quien va po la comadre si me queo!
Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes,tan abiertos,
qu'otras veces a mí me dieron risa,
ahora me daban mieo...
¡que miraran tan fijos
los ojos del mochuelo!
No cantaban las ranas.
Los grillos no cantaban a lo lejos.
Las bocanás del aire s'placaron.
S'asomaron la luna y el lucero.
No llegaba, rondó, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no se qué tanto silencio!
M'arrimé mas pa ella:
la abrasaba el aliento,
le temblaban llas manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la lus de la lunaeran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d'un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Que bonita y que güena:
quién pudiera ser méico!
Señó:Tu que lo sabes
lo mucho que la quiero,
Tu que sabes qu'estamos bién casaos,
Señó, tú qu'eres güeno,
Tú que jaces que broten las simientes
qu'echamos en el suelo,
Tu que jaces que granen las espigas
cuando llega su tiempo,
Tu que jaces que paran las ovejas,
sin comadres ní méicos...
¿por qué Señó, se va morí mí Juana
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo Tú tan güeno?
¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento:
¡que cosas pasarían
que deciglas no pueo!
Jizo Dios un milagro...
¡no podía por menos!
Toito lleno de tierra
le levanté del suelo;
le miré mu despacio...  mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo... ¡mí hijo!
hijo de d'mbos,hijo nuestro.
Ella me lo pedía
con los brazos abiertos...
¡Que bonita qu'estaba
llorandi y sonriyendo!

Venía clareando.
s'oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y la quité a mí hijo;
salí con el corriendo,
 y en un regacho d'agua clara
le lavé to su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mí hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Té que ser campusino.
Tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj'una encina
del caminito nuevo.
Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo:
pos pa mí, que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mí Juana
de comadre y de méico.
Asina que nació besó la tierra,
que agraecía se pegó a su cuerpo;
y jué la mesma luna
quién le pagó aquel beso...
¡que saben d'esas cosas
los señores aquellos!

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino...
¡no podía por menos!

Cada vez que lo leo se me pone la piel de gallina y se me empañan los ojos. Disfrutadlo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Canción

Hoy traigo a José  Maria Gabriel y Galán. Esta poesía es la última que escribio el autor, pocos días después de la muerte de su padre y pocos también antes de la suya propia.


Canción
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No piense nunca el lloroso
que este cantar dolorido
es un capricho tejido
por la musa de un dichoso.
No piense que es armonioso
juego de un estro liviano;
piense que yo no profano
ni con mentiras sonoras
las penas desgarradoras
del corazón de un hermano.

Una canción de dolores
me piden mis padeceres
tal como ayer mis quereres
pidieron cantos de amores;
que así como son mayores
si se cantan los contentos,
así los tristes acentos
de las trovas doloridas,
si no curan las heridas
amansan los sufrimientos.

Mis penas son tan vulgares
como esas espinas duras
que erizan las espesuras
de todos los espinares.
Más hondas son que los mares...
Más hondas y más sombrías
que un horizonte sin días,
pues no hay abismo tan hondo
como el abismo sin fondo
de unas entrañas vacías.

Dios me las hizo de fuego...
¿Por qué no les dió dureza
si quiso su fortaleza
probar golpe a golpe luego?
¿Por qué enriqueció con riego
de sementera de amores
huerto que sabe dar flores
si luego le manda días
de matadoras sequías
y vientos asoladores?

¡Ay! Al llegar a las puertas
de la tarde de mí vida,
voz de los cielos venida
me ha dicho: "¡Ya están abiertas!
¡Entra y sigue, y no conviertas
la mente a tiempos mejores,
que en vez de aquellos amores
de santidades pristinas,
verás las desiertas ruinas
del solar de tus mayores!"

"¡Mejor es cegar, Dios mío!
¡Mejor es ir paso a paso
cayendo hacia el propio ocaso
solo, con pena y con frío!
Mejor es ir al vacío
que a ruinas y sepulturas!
¡Mejores son las negruras
de la noche más sombría,
que las negruras del día
que son dos veces oscuras!"

Así, loco de dolor,
dije con vil vocecilla...
¡Esto que tengo de arcilla
fue quien lo dijo, Señor!
Por esto que es resplandor
de Tí, venido hasta mí,
cuando tu rayo sentí
bien sabes Tú que te dijo:
"¡Señor! ¡La frente del hijo
tienes rendida ante Tí!"

Con solo llorar mí suerte,
 con solo dejar abierta
de tal herida la puerta,
muriera de triste muerte.
Más, hijo yo del Dios fuerte
me he resignado a vivir,
y voy dejándome ir
sobre el polvo de la senda
caminando a media rienda
por el campo del sentir.

Porque si rindo la frente
sobre las manos crispadas,
si hacia las ruinas sagradas
dejo que vaya la mente,
si de mí llanto el torrente
dejo que anegue mí vida,
si abriese más esta herida
que en lumbre de fiebre arde,
viviera como un cobarde,
muriera como un suicida.


¡Quiero vivir! Las dulzuras
de los gozados placeres
con hieles de padeceres
se tornan del todo puras.
Visión de mís desventuras:
¡Yo no te cierro mis ojos!
Camino de los abrojos:
¡yo no me cubro las plantas!
Cruz que mis hombros quebrantas:
¡yo te acepto sin enojos!

¡Quiero vivir! Dios es vida.
¿No veis que en vida convierte
la ancianidad que en la muerte
cayó con dulce caída?
 ¿No soy yo vida nacida
de vida que a mí se dieran?
Pues vidas que en mí se unieran,
si vivo no han de morir,
¡por eso quiero vivir
porque mis huertos no mueran!

¡Y no morirán conmigo,
que el huerto de mís amores
está rebosando flores
que pinta Dios y yo abrigo!
¡Y atrás el cierzo enemigo
de esas mis viejas canciones,
pues son santos eslabones
de una cadena florida
para corona tejida
del Dios de las creaciones.

¡Quiero vivir! A Dios voy
y a Dios no se va muriendo,
se va al Oriente subiendo
por la breve noche de hoy.
De luz y de sombras soy
y quiero darme a las dos.
¡Quiero dejar de mí en pos
robusta y santa semilla
 de esto que tengo de arcilla,
de esto que tengo de Dios!

Este poema ha sido siempre uno de mís preferidos de todos los autores.