La foto la he bajado de internet. Si alguien tiene derechos sobre ella,
y me lo dice, la retiraré rapidamente.
El embargo
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Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tós esos;
no le dé a usté ansia,
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a aflijíla,
sos tumbo a la puerta... ¡pero ya s'ha muerto!
Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dió tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo.
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja,
y esi cacho'e liendro...
¡Jerramientas, que no quéi ni una!
¿Ya, pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quió vel esi sacho,
ni esa jocis clavás en el techo,
ni esa segureja,
ni esi cacho'e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de esos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querio
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidao,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro meses vivo
y una noche muerto!...
¡Señol jues: que ninguno sea osao
de tacali a esa cama ni un pelo,
porque allí lo jinco
delanti usté mesmo!
Llevaisuslu todu.
Todu menus eso,
que esas mantas tienin
suól de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...
Hoy traigo el poema de José Maria Gabriel y Galan titulado: El embargo.
Uno de los culpables de que a mí me guste tanto la poesía. Este y otros del mismo autor, unos en castellano otros como este en extremeño, se leían avidamente en mí casa y con bastante asiduidad en la escuela. Nos enseñaron a comprender su significado, a sentir como el personaje del poema podía sentir en cualquiera de ellos. Y así sigo, amig@s. Y espero seguir siempre igual.
Yo he visto hombres hechos y derechos como se solía decir en Extremadura, recitar este y otros poemas de una forma desgarrada, con los ojos derramando lágrimas por su cara mientras iban diciendo los versos de Gabriel y Galán. Si hay algún extremeño que me lea, sabe que esto que digo era cierto.
Recuerdo especialmente a un primo hermano mío, Jacinto Antón Bravo (ya fallecido) recitando como no se lo oí jamás a nadie, El embargo, El Cristu benditu, El ama... todo, porque se las sabía de memoria todas. Dios le tenga en su gloria.
A los que conocen el poema, solo un recordatorio. A los que no le conocen... leedle detenidamente.